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La Re-evolución. Cambiando el chip (II). ¿Cueces o enriqueces?


Imagen: www.recetasypoemas.com
La Re-evolución. Cambiando el chip (II). ¿Cueces o enriqueces?

Hay acciones consideramos básicas en nuestra vida, y en nuestro quehacer diario, a las que de tanto hacer sin parar te terminas por acostumbrar, y de alguna manera, estas prácticas pasan a convertirse en hábitos y “dogmas” sin darnos apenas cuenta. Para quien no lo sepa, un dogma es una proposición que se asienta por firme y cierta, como principio innegable que no admite réplica ni está sujeta a prueba de veracidad, y que además está impulsada por una utilidad práctica.

Muchos dogmas están tan arraigados que son prácticamente invisibles, y se mantienen con tanta dedicación que resultan casi incuestionables. Los dogmas “explican” la manera “correcta” de actuar y de hacer las cosas y es por ello que existen dogmas religiosos, sociales, filosóficos, morales, empresariales, y así un largo etc. De hecho, (y llevando el ejemplo al mínimo), si yo les preguntara hora mismo cuántas maneras conocen para cocinar papas (o patatas) tendrían una respuesta inmediata, ¿no es cierto? Esto es resultado de la necesidad que tenemos los seres humanos de cocinar algunos alimentos para poder consumirlos ¿no? Pues bien, además de ser una realidad que nadie se cuestiona si viniera alguien a tratar de explicarnos algo diferente, en la mayoría de los casos podrían suceder dos cosas: a) no le prestaríamos nuestra atención,  b) le tacharíamos poco menos que de loco.

Hace unos días mantenía una conversación con un conocido al que admiro (por diversas cuestiones), y con el que gusto hablar porque afortunadamente solemos chocar en nuestros planteamientos como dos Iceberg. De nuestros encuentros siempre logro sacar algo fructífero porque me esfuerzo en ampliar “mi visión de la caja” y trato de comprender sus por qué. Este compañero pertenece a una especie de directivos a la que cariñosamente llamo miopes. Son personas con grandes capacidades, que han llevado a sus organizaciones a importantes éxitos, y que actualmente tienen problemas (aunque muchos no lo saben) para ver las exigencias que nos plantea día a día el futuro. Principalmente, porque no encuentran motivos para creer que las cosas puedan ser de otra manera.

Volviendo a mi amigo el miope, me telefoneó para comentar que estaba en ligero desacuerdo con el artículo anterior de esta serie. En el calor de nuestra charla, y haciendo uso de la confianza que tenemos, le pregunté si en su vida, tanto personal como profesional era un cocedor o un enriquecedor… me dijo que no entendía la pregunta y le que contesté << muy sencillo, ¿Cuándo cocinas papas las cueces (las pones en una hoya sólo con agua a hervir), o las enriqueces (las pones a hervir en agua, añadiendo además sal o algún otro complemento alimentario)?>>. El objetivo de añadir complementos alimentarios o sal no es otro que alcanzar un resultado superior, puesto que el inicial ya está conseguido (cocinar el alimento). Entonces si tenemos la oportunidad, por qué no enriquecer nuestras organizaciones y ser audaces aprovechando las oportunidades que nos brinda la situación actual, apuntarnos el punto y transformar nuestros problemas en oportunidades a través de una re-evolución para lograr así una ventaja definitiva que permita el éxito competitivo a largo plazo, y además mantener esta conducta.

Durante la historia de la humanidad nuestra especie se ha definido por las causas y por los problemas que intentamos superar, ejemplo de ello pueden ser Nicolás Copérnico y su modelo heliocéntrico, Charles Robert Darwin y su postulación de la evolución de los seres vivos y el proceso de selección natural, o Martin Lutter King con su actividad encaminada a terminar con el apartheid estadounidense y la discriminación racial a través de medios no violentos. Sin lugar a duda estas personas con sus planteamientos suponían una autentica revolución de los dogmas y doctrinas del momento; pero no ello se rindieron y con el tiempo alcanzaron el cambio.

Como indica Gary Hamel, en su obra el Futuro del Management <<la pasión por resolver problemas extraordinarios es lo que crea el potencial para obtener resultados extraordinarios>>. Si actualmente la proactividad y la innovación parecen ser poco menos que incrementales puede que el quid de la cuestión resida en que no estamos eligiendo correctamente los problemas a resolver y por ello sólo alcanzamos respuestas triviales.

Finalmente permite que te haga una pregunta. ¿Cueces o enriqueces?

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